viernes, 30 de junio de 2017

Veloland 41 - Pilger route.


Distancia: 90 Km
Tiempo: 5h 48'
Altitud máxima: 938 m
Altitud mínima: 399 m
Desnivel positivo acumulado: 1.400 m
Dificultad técnica: Fácil
Track: Wikiloc
Enlace a la página oficial: Veloland.ch

Estoy en el tren de camino a Kreuzlingen, una de las poquísimas ciudades feas que he visto en Suiza. En mis auriculares suena Estopa y ante mis ojos se van alternando los bosque con los campos de cultivo a medida que avanza el tren.


Solo espero que esas nubes que tamizan la luz se queden el mayor tiempo posible o me voy a tostar.

La bici viaja conmigo. Nos esperan unos cuantos kilómetros juntos desde la frontera con Alemania hasta mi pueblo adoptivo junto al lago de Zürich.


Al llegar al puesto fronterizo le hago una foto a mi amiga desde lo que sería nuestro kilómetro cero.


Y me pongo a darle pedales para atravesar lo antes posible la ciudad en dirección sur hasta que aproximadamente a los 4 kilómetros me meto en el primer bosque.


El frescor de su sombra y el canto de sus pájaros me acompañan durante un rato, pero menos tiempo del que me habría gustado y al poco salgo de nuevo a la carretera y aunque la mayoría del recorrido se realiza sobre asfalto, debo decir que es siempre por carreteras secundarias y con muy poco tráfico.



Al poco de pasar la población de Weinfelden cruzo el río Thur.


Voy atravesando campos llanos sin cansarme demasiado pero pasando bastante calor.


De vez en cuando me encuentro con alguna lugareña que me mira inquisitiva.


Y así voy yo tan tranquilo hasta que empieza la fiesta.


Todo va yendo bien de momento, aunque la subidita se nota en las piernas después de 40 Km. Sobre todo porque no pillo ni una sombra y el calor aprieta.


Y llega un momento el que ya no se si es fruto de la deshidratación o qué, pero empiezo a ver cosas raras.....


Sobre el kilómetro 65 alcanzo el Greifensee, un laguito en el que me dan ganas de tirarme al agua a darme un baño bien frío.

La colina que se ve al fondo en el centro es el Pfannenstiel y detrás de ella está el final de la ruta.


Unos pocos kilómetros más por llano...


... y una última subida que ya termina de dejarme para el arrastre...


... y ya puedo ver el Zürichsee.


Cuando por fin llego a casa y dejo al bici en el sótano, no tengo fuerzas ni para subir las escaleras y tengo que subir al 2º en ascensor. ¡¡¡ Que vergüenza !!! 


La verdad que ha sido una mañana bonita y dura a la vez, que me ha servido para probarme un poco con la bici y darme cuenta de que... aún tengo que entrenar mucho más.

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